La Constanza, es mi sobrinita y el próximo lunes cumplirá 5 añitos. La Cony tiene características de índigo, además es geminiana y por ello es bastante parecida a mi en su forma de ser. Es una niña inteligente, pero independiente. Es normal que prefiera estar en su pieza pintando en vez de compartir y por nuestras similitudes nos ha costado entrar en contacto. Lo cierto es que desde que nació siempre mi presencia le llamaba la atención, aún no caminaba, pero cuando me veía se acercaba a las cortinas y me miraba escondida con curiosidad, luego ya aprendió a caminar y hablar, pero no me saludaba, se hacía la e no me pescaba, pero estaba muy pendiente de qué hacía yo y no había caso en que me dirigiera la palabra, lo que llamaba a atención de todo el mundo. Un día mi madre le preguntó qué le pasaba conmigo y la respuesta me sorprendió “es que yo soy como una conejita que salto por todos lados, pero cuando veo al tío Claudio me escondo en mi cuevita”, al saber la respuesta me quedé contento porque confirmaba mis pensamientos, pero me asombró su alegoría, ya que cuando niño yo también me creía un conejito (incluso una vez soñé con ser uno), pero también me sorprendió que justo en ese tiempo yo había estado viendo un documental que hablaba sobre hasta que punto estamos en nuestra madriguera haciendo una directa referencia a Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll.
Al entrar al pre-kinder, a los niños les pidieran que hicieran su autoretrato para ponerlos en la sala y aprovechar de anotar en ellos sus respectivos cumpleaños, todos los niños se dibujaron más o menos como son, la Cony que es muy hábil para el dibujo y las técnicas manuales hizo algo diferente, cuando mi hermano y mi cuñada fueron a una reunión de padres y apoderados, vieron el dibujo y quedaron paralizados, este era el dibujo:* este escrito fue rescatado de un archivo digital, buscaré la foto y actualizaré la publicación para que aparezca (nota del 19 de febrero de 2022)Ahora, tras mi cumpleaños, en mi último viaje a Temuco, el día 5 de Junio de 2006 toqué el timbre en la casa de mi hermano, salió la Cony a abrirme la puerta, me dijo “hola tío Claudio”, me dio un beso y salió corriendo a contarle a todos que me había saludado, a partir de ahí empezamos a comunicarnos, lo que no ha sido fácil, pues ese día me tuvo toda la tarde jugando a la tiña y luego a la escondida… Estoy feliz porque mi familia que estuvo desasociada un tiempo se ha comenzado a recomponer.