Hay luna llena, se acerca el momento en que estamos en medio del otoño y que los celtas denominaban Samhain y rendían su homenaje a los astros. Es el momento en que comienza la etapa oscura del ciclo solar, en que las noches se hacen más largas que los días y que el frío comienza a hacerse sentir, las hojas de los árboles comienzan a esparcirse en el suelo, los animales buscan refugio y es por lo tanto la época natural en que entramos en estado de hibernación, nos comienza a dar flojera salir, dan ganas de quedarse acostado, ojalá en familia cerca de una chimenea o estufa, comiendo sopaipillas, castañas o piñones y viendo alguna película.
Antiguamente los celtas y los pueblos paganos en general, usaban esta fecha para contabilizar los animales y el grano, pues debían ver cuántos serían capaces de sobrevivir al invierno por lo que si habían muchos animales (o muy poco grano), era necesario sacrificar algunos que se transformarían en cecinas o embutidos para preservarlos y usarlos de comida durante el invierno, por lo que habitualmente se hacía un asado (en parte medio obligado, ya que no existían refrigeradores en estos tiempos y no toda la carne se podía salar, embutir o guardar de algún modo), pero no era una fiesta, sino un espacio para que la reflexión de la vida y la muerte, es por ello que si damos vuelta los hemisferios y nos situamos en el hemisferio norte vemos que coincide con los días que llamamos Halloween, Día de todos los Santos y Día de los Muertos.
Los antiguos paganos utilizaban esta fecha para recordar a quienes habían fallecido durante el año y los recordaban contando historia y dejándoles en la cena un plato y un puesto en la mesa, creyendo que de algún modo podrían por esa noche estar presente.
El tiempo fue deformando estas tradiciones, los conquistadores y colonizadores trajeron su calendario al hemisferio sur y perdimos el origen del por qué se hacían estos rituales que nacieron de forma natural y espontánea.
Hoy la luna, el frío y la oscuridad nos recuerdan que somos parte de nuestro entorno y que por muy civilizados que nos creamos, tenemos un instinto que nos lleva a seguir la naturaleza.
Hoy los invito a reflexionar, a recordar a quienes ya no están con nosotros, a replantearse la vida y a no olvidar que en los ciclos terrestres la vida no se extingue sino que se renueva.
Hoy es el momento de deshacernos de lo que no queremos más en nuestra vida, a cambiar de piel y a renovarse, es la fecha en que el Ave Fénix se extingue para renacer de las cenizas.